La inacción previa a la bebedera y comilona del día de las madres la usé como primera aproximación a las series y películas que vienen sustrayendo audiencia tanto a la televisión como a libros y teatros… de manera que armado de cotufas y paciencia porque pensaba que se trataría de programas aburridos los que me recomendó mi hermana Lulet.
Así vi de una sentada la película porque eso es CÓNCLAVE y un programa que conduce cierto gordito
Inglés que invita famosos para que el público pueda adentrarse en sus vidas y recuerdos.
CÓNCLAVE la vi tocado por los prejuicios de personas conocidas que me habían dicho que se trataba de un drama en el que desnudan a la Iglesia Católica de manera vil porque es “propaganda evangélica”.
Del otro programa no pude enterarme porque no encontré críticas previas pero mi hermana lo recomendó como “muy jocoso”.
Bien: CÓNCLAVE como casi todo lo que ocurre en una sociedad tan polarizada como la nuestra, me la recomendaron como “buena película… pero enemiga de la Iglesia Católica por ser de hechura inglesa”.
Con esas recomendaciones difícilmente habría aceptado pasar la tarde del domingo viendo televisión de cable… con mi hermana… sin embargo así fue y no me arrepiento.
Ambas producciones me parecieron excelentes… cada una en su estilo.
CÓNCLAVE como su nombre indica narra la elección de un nuevo Papa… obra que se hizo a sabiendas que Francisco no duraría mucho.
Sin embargo y a pesar de la premura la película está muy bien lograda para ser la primera aproximación del gran cine a la elección de un Papa.
No la voy a narrar pero el director logra cuajar esa atmósfera de recogimiento y tensión… de lucha callada por el poder… de diversidad y grandeza por encima de errores muy humanos de una institución que es la más antigua desde que el hombre comenzó a escribir la historia.
Los planos, diálogos y el vestuario lucen reales y contrastan por la excelencia y lujo… con la humildad con que son alojados los cardenales en un Cónclave.
No es desde luego propaganda católica… pero tampoco es un panfleto contra la Iglesia como dicen los que culpan a Francisco “por haber traicionado la tradición que viene de Dios”.
Estos teóricos de mil conspiraciones carecen de remedio… y seguirán así hasta la muerte porque la polarización como repito desde hace años… estupidiza.
El programa del gordito del que no anoté su nombre supone que un famoso… esta vez Paul Mc McCartney… le pide “la cola” a un taxista… esta vez en Liverpool ciudad donde el ex Beatle nació.
En un viaje por la ciudad van recordando sitios ligados a temas de canciones que el famoso y el gordito –que es músico- cantan dentro del taxi.
Así surgen de nuevo Penny Lane, Sargent Pepper y otras canciones que aderezadas por las tomas cobran vida.
También paran en la casa donde vivió Paul y vienen los recuerdos… las mismas sillas y cacharros de cocina… pero en la calle una vez corrida la voz se supone que salen todos los vecinos a ver al ex Beatle quien departe con una pequeña multitud de ellos en la calle.
El taxi se detiene en el viejo club dónde una vez en sus inicios cantaron los Beatles y se produce el milagro… no sólo porque los parroquianos reconocen a su famoso vecino de otros años… sino porque Paul canta con una banda local, varios de sus temas.
De CÓNCLAVE dije cómo me pareció y que se puede concluir que es una excelente narración de un tema difícil pero necesario ya que la gran prensa por lo general y diría generalísimo… pasa por encima lo básico de la Iglesia que es su capacidad mediante el perdón… de superar dificultades inmensas… como las que se vienen en estos tiempos.
El otro programa muestra a un Paul Mc McCartney humano… amante de su pasado… y un pueblo inglés que sin necesidad de ser ordenado por policía alguna… forma espontáneamente pequeñas multitudes donde “no pasa nada”.
La gente común se acerca al famoso ex vecino… sin atropellar… sin encaramarse sobre el cantante… sin la pasadera de “papelitos” donde la pedigueñerìa hace presencia… sobre lo que esos ingleses han aprendido y que sería bueno nosotros también pudiéramos hacerlo.
En eso fallamos cómo sociedad pero también fallan las partes: falla la familia, la escuela, los medios, redes… y los partidos que antaño educaban la militancia para hacer civilizada la paz
Y la guerra que tiene sus reglas muy cristianas por cierto.
