El régimen de Nicolás Maduro, a través de la voz de Diosdado Cabello, ha desempolvado una vez más el gastado relato de la “invasión imperialista”. En sus recientes declaraciones, Cabello repite el guión de siempre: acusaciones de envíos de armas desde Estados Unidos, supuestos planes desestabilizadores y conspiraciones orquestadas por el “enemigo del norte”. Este cuento, reciclado hasta el cansancio, no es más que una cortina de humo para pretender, infructuosamente, ocultar una verdad inocultable: el régimen venezolano está profundamente aliado con intereses extranjeros que codician las riquezas minerales de nuestro país, que han encontrado el patio libre !hasta para armar drones!, también lavar dinero sucio, dotar de pasaportes a cabecillas del terrorismo internacional y consolidar redes y rutas al servicio de poderosos carteles de drogas y bandas criminales transnacionales que manejan sus operaciones desde ejes enclavados en nuestro país.
Venezuela, con su inmensa riqueza en petróleo, gas, oro, hierro y uranio, se ha convertido en un botín apetecible para potencias como Irán, cuyos ojos brillan ante la posibilidad de explotar estos recursos. No es un secreto que el régimen de Maduro ha facilitado operaciones para que en nuestro territorio se materialicen las actividades arriba descritas. Esta agenda diabólica que ejecutan los miembros del repudiado “eje del mal”, lejos de ser meras especulaciones, están presuntamente documentadas y forman parte de las investigaciones que manejan, entre algunas instituciones, la DEA, así como de las confesiones que varios militares que formaron parte de la élite chavista, como el general Hugo “Pollo” Carvajal, están revelando en instancias judiciales de los Estados Unidos.
Las peroratas de Diosdado Cabello, cargadas de retórica antiimperialista, carecen de fuerza para desvirtuar estas verdades. Sus palabras no logran tapar el sol con un dedo. El régimen está “hasta los teque-teques”, como decimos en Venezuela, hundido en el lodo del narcotráfico, el terrorismo y la corrupción. Las pataletas de Cabello no son más que el reflejo de un hombre desesperado, nervioso y preocupado, no tanto por sus compinches, sino por su propio pellejo. Como vocero de esta corporación criminal, sabe que el cerco internacional se cierra cada vez más.
El régimen de Maduro no solo ha robado elecciones, sino que pretende perpetuar sus fechorías bajo la ilusión de una inmunidad que no existe. llevan desfachatadamente al “patíbulo” de la Asamblea Nacional-ese simulacro de parlamento que manipula Jorge Rodríguez-al Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk, creyendo ilusamente que con esas intemperancias detendrán las presiones internacionales, que más bien crecen, ya que el mundo entero más bien se escandaliza tanto y en cuanto conozca de sus andanzas.
Para reforzar sus articulaciones con Cuba, Nicaragua, Irán y Rusia, cito lo que declaró a la agencia de noticias INFOBAE, Daniel Ortega, el pasado 23 de junio, en un acto oficial transmitido por la televisión estatal nicaragüense. Ortega reiteró su respaldo al régimen de Irán, justificando su programa nuclear al mismo tiempo que atacaba ferozmente a Israel y a Estados Unidos. El dictador Ortega se atrevió a exclamar: “para que ningún país sea agredido, sancionado, invadido, bombardeado, todos los países deberían tener sus armitas nucleares”.
En esa misma línea se ha confirmado que “Rusia construyó una fábrica de cartuchos 7,62 milímetros para fusiles de asalto Kalashnikovs en Venezuela”, así lo informó el pasado miércoles la compañía estatal rusa de tecnología, Rostec, confirmando en un comunicado publicado en su página web que «la empresa producirá hasta 70 millones de cartuchos anuales y aumentará significativamente el potencial de defensa del país y proporcionará a Venezuela municiones de producción nacional». Rosoboronexport, “agencia estatal responsable de las exportaciones del complejo militar industrial ruso, se encargó de la construcción de la fábrica. Se han puesto ya en marcha cuatro líneas de ensamblaje, dos de ellas destinadas a munición con núcleo de acero y las restantes encargadas de producir balas trazadoras y de fogueo”. Pero hasta ahí no llega la cosa, Oleg Yevtushenko, directivo de Rostec, ha informado que «próximamente se planea poner en marcha otras instalaciones de producción, lo que garantizará un ciclo completo de producción de munición y fusiles de asalto Kalashnikovs para el ejército venezolano, la policía y otras fuerzas del orden», declaró el directivo de Rostec, Oleg Yevtushenko.
La comunidad global, cada vez más consciente de la amenaza que este régimen representa para la estabilidad y seguridad del hemisferio, no se dejará engañar por los refritos e historietas de invasión. La verdad, como el oro y el uranio que tanto codician, no puede ocultarse para siempre. Se sabe que Maduro facilita que desde territorio venezolano se articule un aparato de alcance global ensañado contra occidente. La ubicación geográfica de Venezuela es de alto valor para sus siniestras maniobras. Creían, ingenuamente, que les era posible esconder entre tinieblas su maléfico teatro de guerra, sostenido en columnas estratégicamente instaladas en el Caribe. Esa verdad la expuso con su pecho forrado de medallitas, el encumbrado General en Jefe Hernández Lárez, el día en que se esmeraron en publicitar su encuentro con los jerarcas iraníes en la propia Embajada de Irán en Caracas, en esa reunión pasaron revista a la agenda con puntos relevantes como el acceso a los minerales de valor estratégico para los proyectos del eje del mal, las instalaciones cibernéticas y la marcha de las fábricas de sus “juguetes” Drones.
Nicolás Maduro también ha usado esa táctica para perseguir a los que somos declarados disidentes con esa narco dictadura. A quien suscribe esta crónica lo acusaron de “conspiración” en varias ocasiones, siendo la más destacada mi supuesta participación en la «Operación Jericó» en 2015, para seguidamente montar un expediente falso con el que pretendieron justificar tenerme privado de mi libertad por más de mil días, hasta que logre autoliberarme emprendiendo una fuga. Según la dictadura de Maduro, esta operación era un supuesto plan para derrocarlo mediante un golpe de Estado, que incluía acciones como atentados y desestabilización política. Maduro me señaló a mí, el 19 de febrero de 2015 en una rocambolesca rueda de prensa dada desde el mismísimo Palacio de Miraflores, asegurando que junto con otros opositores como María Corina Machado, éramos parte de este complot, afirmando que estaba respaldado por fuerzas extranjeras, específicamente desde un «eje Madrid-Bogotá-Miami». ¡El mismísimo cuento reciclado!
En conclusión, Maduro y su camarilla saben que “están pillados”. Están cada día más debilitados internamente, sin respaldo de la ciudadanía, con una aparato partidista desmoralizado y más dependiente de una elite represora que en su nombre perpetra un identificado Terrorismo de Estado, ventilado en los foros internacionales más importantes. Han sumido al país en una tragedia continuamente agudizada: una catástrofe humanitaria y un desbarajuste financiero y económico sin parangón. Y no han podido doblegar ni el liderazgo recio de María Corina Machado ni la voluntad de lucha del presidente electo Edmundo Gonzalez Urrutia.
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